domingo, 15 de noviembre de 2020

𝐑𝐄𝐓𝐑𝐎𝐂𝐄𝐒𝐎

 

Retrocedimos 20 años. Y únicamente por causa de la ambición de estos políticos corruptos, todos.

Siempre he sido una amante exagerada de mi país, siempre. Nunca de forma coyuntural, siempre lo he sido y lo seré.

Qué está pasando? En dónde se perdió la cordura?

Señores seudo políticos, sí, seudo, porque los políticos reales que se formaban en casas universitarias de respeto y eran políticos desde los 18 años, no existen más. Existen, en cambio, los corruptos con plata, los aportantes de un partido político improvisado sin ideológica sólida, que apoyan y aportan a un partido diferente cada 5 años, intentando de forma fallida reinventar una nueva fórmula de gobierno. Pero, con un único fin, obtener el ansiado poder para tener carta abierta y robar; jugar a sentirse Dioses. 

Es así como los políticos roban, coimean, licitan, inflan presupuestos y hacen lo que se les da la gana con la plata que le corresponde al país, ese dinero que en nuestro país debe estar destinado con urgencia a dos fines: la educación y la pobreza (los 2 grandes talones de Aquiles de este país).

No hay educación y en idílica democracia el pueblo elige esta basura de políticos y estos son los resultados: corrupción, caos y muerte.

En parte es culpa de los votantes. Sin embargo, la mayor parte de culpa es de esta clase  de seudo políticos, porque en su mayoría son una horda de gente sin educación superior y menos de post grados. Un grupo de cacos con mil denuncias en su haber y sentencias que han sabido silenciar con fajos de dinero a los también corruptos jueces.

Y así, vivimos en un círculo vicioso por siempre con esta principal premisa: La POLÍTICA es CORRUPCIÓN y la corrupción es un CÁNCER.

Un cáncer que se ha enquistado y hace metástasis en la sociedad y termina matando, destruyendo todo a su paso. Sin piedad. 

Retrocediste 20 años mi amado Perú y me duele, me duele por te adoro. Todos te dañan, no respetan que fuiste la capital del Tahuantinsuyo, que ocupó gran parte de América. No respetan tu imperio Inca, porque está privatizado, no les importa tu Bio diversidad, porque derraman petróleo en tu Amazonas.

Y, principalmente, no te respetan porque te quieren saquear, como si fuera 1527 cuando llegó Pizarro a burlarse de tu poder y exprimir tu riqueza.

A mi no me dueles Perú, a mi me duele lo que te hicieron, te hacen y te seguirán haciendo.

Dejen sus PASIONES de lado, no me importa si eres de derecha o de izquierda. No pierdas tu energía queriendo hacer cambiar a otro de opinión o de ideología política, nadie quiere cambiar, entiende.

Deja de defender a un político, entiende, son indefendibles, tarde o temprano, todos tienen prontuariado.

Encontremos lo único que nos une en estos momentos: todos queremos acabar con los corruptos y su abuso. Y necesitamos que sea en paz. Unidos. 

Retrocedimos 20 años, yo ya hice esta lucha en  el año 2000, con mis 20 años de edad, universitaria. Ahora, hay que seguir luchando en paz, a mis 40 años levanto nuevamente mi voz.

No más muertes, no más corrupción.

Yo te amo Perú, siempre te he amado y siempre lo haré.

🇵🇪 

RBP

sábado, 27 de junio de 2020


PULSE
El mes de Junio, la comunidad LGBTIQ+ celebra el mes de Orgullo Gay. Para la gran mayoría de personas de la comunidad, este no es un mes de celebración; la felicidad se encuentra, de forma unánime el día del parade o marcha, donde hay color, música y alegría. El resto de mes, la comunidad recibe insultos, repudio y odio condensado e infundado de muchas personas al rededor del mundo.
A mi, me causa dolor leer en las redes las frases de odio, siempre asociando la homosexualidad con la depravación o alguna enfermedad mental o moral. Me sobrecoge leer todo esto, aunque trato de no hacerlo y en cierto modo, estoy acostumbrada.
Este mes no celebra que uno es parte del colectivo, este mes se celebra que, a pesar de tanto odio, la comunidad está dispuesta a seguir luchando en paz y con amor. Por eso los colores, los disfraces, la música y bailes.
El odio daña, los juzgamientos también. Dejen que los demás sean libres y retiren de su corazón conceptos moralistas que no contribuyen a nada.
Esta foto la tomé hace unos años en Orlando USA,  en las afueras de la discoteca Pulse donde 49 personas, en su mayoría de la comunidad, murieron a manos de un homofóbico, quien también murió. Al llegar a ese lugar, toda mi familia quedó muy conmovida por la energía de dolor que se percibía. Me quedo con la frase de mi padrino: "No había necesidad".
Y todo se resume en eso, si algo no te parece, no hay problema, pero no odies. El odio, literalmente, mata.
#pridemonth #orgullogay
RBP 🏳️‍🌈

sábado, 4 de abril de 2020

Chorrillos


En mis recuerdos de niñez, siempre tengo presente el momento feliz que vivía cada vez que mis padres anunciaban que íbamos a ir a la casa de la Nonna. Ella vivía con mi tío.
Posterior al anuncio, mi hermana y yo nos mirábamos y nuestros ojos brillaban de felicidad. Y es que en casa de la Nonna, la diversión y los engreimientos excéntricos siempre estaban garantizados.
Haya sido para ir un domingo a pasar el día  o para quedarnos a dormir todo el fin de semana, igual lo apreciábamos. 
Los domingos, compartíamos a la Nonna con toda la familia. Nos juntábamos tíos y primos, todos con expectativas del manjar sorpresa que ella tenía preparado. No ha habido, en la historia de la humanidad, mesas más exquisitas que las de mi Nonna, aunque ella diría que su madre, mi bisabuela, cocinaba mejor. 
En el patio, el Ingeniero de la familia, su segundo esposo y el único abuelo que yo conocí, armaba una mesa larga, de castillo inglés, para albergar a todos los comensales. Algunas veces, fuimos tantos en la mesa que se armaba otra mesa pequeña para mis primos menores. Luego vestían la mesa con manteles blancos que olían a jabón de limón.
Todos los aromas de la casa de la Nonna eran una delicia. Su cocina olía a gloria. Los olores de su cuarto eran una mistura de todas las cosas que tenía allí: botiquines surtidos, latas con maní, 200 ruleros, velitas misioneras y cremas o perfumes que mis tías siempre le traían de sus viajes. 
Ella siempre olía delicioso, apenas llegaba a verla corría a abrazarla y ella nos llenaba de besos y decía: "No te acerques mamita que huelo a pura cebolla". Mentira, siempre olía a 4711 u otra colonia rica. 
Nunca me iba, yo me quedaba, para averiguar qué había cocinado. Al rato, se servía la mesa con inigualables platillos criollos y festines de pastas.
Siempre fue una mesa llena de risas, amor y todas las personas hablando al mismo tiempo. 
Eran domingos inolvidables, nadie quería que acaben. Había todo lo que uno necesita para ser feliz: una familia que se ama y buena comida.
Cuando teníamos el privilegio de que mis papás nos dejen por todo el fin de semana, ya era una alegría incontenible por llegar. Cargábamos con almohada, muñecos y maleta con todo.
Ella armaba una cama grande para que durmamos y se encargaba que el cuarto se mantenga en silencio y oscuro para que nos despertemos a la hora que nos dé la gana, para luego sorprendernos con un desayuno que ningún room service de hotel 5 estrellas podría igualar. Cuando sentía que nos despertábamos, traía dos bandejas con pan horneado, bistek, huevos fritos y jugo de frutas. Al término de esto su pregunta inmediata era: "¿Qué quieren almorzar?".
Bueno, nuestra respuesta casi siempre era: pastas. En ese caso, ella decía que las empezaría a preparar pero las comeríamos al día siguiente. Y cuando digo preparar, me refiero que hacía las pastas desde el inicio. El cordel de la lavandería se llenaba de pastas que reposaban allí.
Los mejores canelones, ravioles y lasañas que nuestros paladares probaron, pasaron por su cocina.
Ella siempre buscaba la forma de cómo divertirnos, nos llevaba a pasear, a la piscina, jugábamos bingo, montábamos bicicleta y era capaz de entrarle al Atari con tal de hacernos felices.
También, recuerdo que buscábamos tréboles por horas en el jardín y nos inflaba globos de carnaval para jugar con los amiguitos de la cuadra, o nos tirábamos al piso a jugar con los perros. 
A pesar de todos los entretenimientos que nos entregaba, yo siempre quería llegar al nivel superior y para mí eso significaba que abra el compartimiento alto de su ropero, donde atesoraba las cosas más curiosas que jamás vi.
Algunos instrumentos raros  que le dieron en la última clínica donde trabajó, como enfermera. Cajitas de metal quirúrgico, tensiómetro y estetoscopio. Latas de chocolates suizos, esas eran traicioneras porque siempre tenían hilos y agujas, pero por alguna razón solía olvidarlo y deseaba alguna vez encontrar los chocolates de la imagen de la lata. Pero el level God, era los álbumes. Nada en la vida me daba más placer que me los entregue y no siempre lo hacía. Pero si de tanta insistencia lograba convencerla, me sentaba en la cama con las manos lavadas a verlos.
Toda la historia de la familia estaba en esas fotos, y para mí era una experiencia sublime analizar cada foto.
Creo que la única razón por la que no quería enseñarme los álbumes cada vez que lo pedía, era porque sabía que se tenía que sentar a mi lado a contarme la historia de cada foto. Yo la escuchaba fascinada mientras me acostaba en sus brazos acogedores, la contemplaba.
Luego los guardaba en ese compartimiento, que permanecía con llave. Ahora, comprendo que ese era su mayor tesoro. Ese tesoro ahora es mio y algún día será de mi hija. De vez en cuando saco los álbumes heredados, además de los álbumes que traje de la casa de mi mamá y trato de recordar las historias de cada foto.
Es lo que finalmente somos y seremos, historias y memorias. Memoria que hoy a la Nonna le falta, pues ha olvidado gran parte de todo lo que sabía por su Alzheimer. En su memoria se perdieron secretos y recetas que nadie podrá replicar. 
Hoy, apartadas por un aislamiento obligatorio, ruego a Dios que cuando la vuelva a ver, se le vuelva a iluminar la carita para preguntarme: "Gordita, que quieres almorzar hoy". Yo le doy un beso fuerte en la frente y le digo: "Ravioles, pero hechos por tí, desde el inicio, la masa, el relleno y la salsa roja" a lo que ella siempre responde: "Tu siempre viviste de ravioles".
Luego nos reímos, la subo al carro y termina la fantasía de la comida, ella ya no puede cocinar. Saluda a mi hija y a mi esposa. Les dice que están lindas. Entonces me pregunta mil veces la misma cosa. Trato de ser creativa con cada respuesta. Ella merece lo mejor de mi creatividad, siempre.

domingo, 29 de marzo de 2020

2020
Y con este número que se veía tan lindo, perfecto y prometedor, se nos vino toda la mierda encima.
Una mierda que está matando gente y salvando el planeta.
Delfines nadando y aves volviendo a playas de mares cristalinos.
Si el ser humano se lo buscó o si era la única forma de detener el colapso ambiental, no lo sabemos, pero son preguntas que nos asaltan los pensamientos nocturnos.
Calles vacías y en silencio. Noticias dolorosas, muchas veces morbosas. La hiper información en tiempo real. Consumismo con paranoia egoísta. Miedo e incertidumbre.
Solía sentirme una guerrera por haber sobrevivido al terrorismo, a la hiper inflación, la dictadura y la corrupción.
Espero agregar a mi lista  que sobreviví una pandemia mundial y que mi gente también la sorteó con éxito.
El dolor de ver que la gente muere en serie. La alegría de ver un abuelo con Alzheimer tocando su armónica y pensado que todos esos aplausos son por su concierto.
Comenzaremos de nuevo si es necesario. Seremos mejores, por un tiempo al menos.
Nos amaremos más. Daremos abrazos no dados.
El 2020 sigue en curso, entregando lecciones, despertando la fe dormida.
Seguiremos adelante, mirando al horizonte con esperanza.
Un homenaje a los caídos, un aplauso a los héroes y fuerza para los que nos aislamos en nuestras cuatro paredes.
#MeQuedoEnCasa