viernes, 13 de abril de 2018

11A


Quiero escribirte algo, algo para que el tiempo no me deje olvidar cuanto te amaba.
Mi alma no encuentra consuelo hoy, ni lo encontró ayer y tal vez no lo encontrará mañana. Es tal vez porque tus mensajes no me despertaron al amanecer, es tal vez porque ayer no intenté hacerte reír, cuando lo hice ya era tarde.
Debí hablarte más temprano y no lo hice. Ahora mi alma no tiene consuelo. No me da alegría el sol de esta mañana, ni los mirlos que me cantaron fuerte. Respirar me pesa, tanto como me pesa que no te veré este viernes para brindar, ni comeremos parrilla el sábado. Tampoco me vendrás a ver el domingo para que hagas siesta en mi sofá.
Se supone que debo aprender a vivir con esto? Pues sí, porque el mundo no gira en torno a mi, y debo ser un roble para cumplir lo que tanto me pediste. Sabías que lo haría, que en algunos asuntos mi palabra es mi ley y me reafirmo, yo lo cumpliré, anda tranquilo.
Ayer te prendí una vela mientras miraba el sofá, tu silla, el bidón donde te servías agua para beber. Yo te sentía en cada rincón. Supongo que así será desde ahora, solo sentirte. Pues ya no puedo verte, saludarte y poner mi mano en tu barba rasposa.
Pensé que envejeceríamos juntos los 4, felices, en una isla griega como dijimos, donde ya viejos podríamos dedicarnos a disfrutar de un cigarro nuevamente, sin temor a enfermar.
No entiendo esto. Sólo queda el amor, la hermandad y el dolor.
Jueves 8 am.